Me encuentro esta mañana haciendo una artroscopia de muñeca. Tras una pequeña incisión en el portal 3-4, meto el trócar, saco el fiador, meto la óptica y.... no se ve nada. Bueno, nada de nada, no. Se ve luz, pero todo borroso y unas horribles diminutas gotas de agua sobre el cuadrante inferior derecho de la pantalla. Para los ajenos a la trauma os informo que eso sólo puede consecuencia de dos cosas: que la lente no se ha secado bien la lente o que está jodida. Como el residente ha sido el que ha montado el campo, está bien claro de quién ha sido la culpa y cuál ha sido la causa.
- Si ya lo decía yo. Esto es culpa del residente... (claro, al colocar la funda estéril de la cámara se ha cargado la lente). Mira que lo tengo dicho, que esto no es un juego, que son muy pequeñas y delicadas, que valen una pasta.... (con la que está cayendo!). Estos residentes no son como los de antes...
El residente me mira y me contesta "la instrumentista ha sido la que ha secado la lente....".
La enfermera, ojiplática, señala a la anestesista (es raro, pero aún permanece dentro del quirófano), que según ella es la que le ha puesto nerviosa y que con las prisas no sabe qué demonios ha pasado (si es que, con tanto bloqueo por eco y su puñetera madre, hemos empezado a las mil...).
- Yo he visto a la auxiliar tirar la lente en el Cidex -espeta la anestesista-, para mí que se la ha cargado ella.
La auxiliar, con los brazos en jarra, se pone brava a lo Belén Esteban y replica "a ver si resulta que me la he cargado yo... ¡vamos!" y se larga de quirófano, sin antes de acusar de forma sucinta al celador que según ella había traído la caja al quirófano y que según parece, se le había caído un par de veces durante el transporte. Me pongo cada vez más morado, pero no esto no se queda ahí: el celador le echa la culpa a la supervisora de quirófano (claro, con tanta falta de personal...), quien descarga responsabilidad en la secretaria del servicio (los partes son cada vez más largos) y ésta, sobre las chicas del control de consultas, a las que como se olvidaron de llamar a un par de pacientes, habían tenido que improvisar sobre la marcha y programaron esta artroscopia de la lista de espera. Del control de consultas a las enfermeras de planta (no habían hecho el ingreso a tiempo por la mañana), éstas a las de limpieza (que no habían limpiado la habitación a tiempo ayer por la tarde y ya ves tú...) y la de limpieza a un señor bajito con bigote que estaba en la sala de espera que, si bien el pobre no tenía culpa de nada, con esa cara seguro que algo había hecho.
En el momento justo antes de explotar, quitarme los guantes, deslavarme y arrepentirme de haberle indicado a la señora la puñetera artroscopia de muñeca el santo dia que vino a la consulta, me doy cuenta que, girando el foco de la lente dejo de ver las gotitas detonantes del conflicto del demonio y.... magia!, por fin vemos en condiciones la articulación radiocarpiana.
Se miran todos entre sí, con una sonrisa cómplice. Me hago el loco. "Si ya lo decía yo..."
1 comentarios:
real como la vida misma...
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